Quién decide sobre nuestras vidas...

¡Hola a tod@s!

La eutanasia se practicaba en la antigua Grecia y Roma. La cicuta (Conium maculatum) se empleó como un medio para acelerar la muerte en la isla de Kea así como en Marsella. La eutanasia fue apoyada por Sócrates, Platón y Séneca el Viejo. En cambio, Hipócrates no estaba de acuerdo.

La muerte de Sócrates

En mis clases imparto, entre otras materias la Biología. Dicha palabra está formada por el prefijo griego "bios", vida, y el sufijo "logos", ciencia, tratado o estudio de... 

A menudo les explico a mis alumnos que todo embrión comienza siendo un corazón que late aceleradamente y va generando vasos sanguíneos para recibir alimento. Precisamente por ello el logotipo de mi web (cienciasnaturales.es) no es otro que un corazón latiendo. Pulse sobre "contactar" dentro de la sección de "autor".

El título de esta entrada es "quién decide sobre nuestras vidas" y quiero decir, antes de nada, que valoro mi vida tanto como el que más. 

Cuando comencé mis estudios de Veterinaria la situación familiar era digna pero no sobraba el dinero y por ello comencé Veterinaria en Cáceres y no Biología en Badajoz. Aunque parezcan carreras similares no lo son. La biología versa sobre lo vivo mientras que la veterinaria, en ocasiones se ocupa de las patologías, es decir, de las enfermedades y como curarlas. 

Quizás piensen qué hago contándoles "cosas sobre mi vida" si la entrada tiene que ver con la EUTANASIA. La respuesta a esta pregunta es precisamente que la eutanasia va de la vida y la muerte de cada uno de nosotros o más aún de quien decide sobre ella y si uno puede o no decidir no sufrir más cuando la vida se convierte en una agonía irreversible.

Para hablar de eutanasia es imprescindible  tener en cuenta los sufrimientos que causan las patologías graves e incapacitantes como la esclerosis múltiple, parapleguías, tetrapleguías, los tumores con pésimo pronostico, la E.L.A. y cualquier otra patología que genere sufrimientos insoportables cada segundo, minuto, hora y día de nuestra vida. Cuando estudiaba los tipos de células que tenemos en nuestro cuerpo me quedé fascinado  por la belleza de las células, tejidos, órganos, sistemas y aparatos que nos componen. En esa época era capaz de aprenderme los tamaños de cada orgánulo y me interesaba saber todo lo posible acerca de la función que tenían dichos orgánulos en cada tipo celular.

http://mmegias.webs.uvigo.es/7-micro-virtual/html5/inicio-html5-todas.html

Desde siempre me ha disgustado el estudio de la patología a cualquier nivel biológico y por esto no entiendo la visión de aquellos que no entienden el sufrimiento de los demás especialmente cuando ellos no lo han soportado.

En noviembre de 2019 me encontré con un problema similar por el que pasó Ángel Hernández. Mi padre estaba en una cama de hospital con su pierna izquierda amputada en la sección de reanimación. Cuando llegué al hospital mis hermanas me comunicaron que la pierna ya había sido amputada. La amputación seccionó su fémur aproximadamente por la mitad. Una de mis hermanas tuvo que irse y con mi otra hermana tuvimos que esperar varias horas para verlo en reanimación. Cuando le vimos estaba sedado y no daba muestras de oír nada de lo que decíamos pero de todas formas le hablamos y le dimos todas las muestras de cariño que pudimos. Agarramos su mano y le tocamos para que sintiera que su familia estaba allí con él.

Al día siguiente mi padre estaba despierto y ya era consciente de la amputación de su pierna. Lo primero que me dijo fue que le pusieran unas pastillas para dejar de sufrir. Le dije que legalmente no podíamos hacer nada y que pensara en positivo. El problema es que mi padre siempre ha sido muy inteligente aunque no supiera leer ni escribir (sólo sabía firmar y hacer algunas cuentas básicas). Me repitió por activa y pasiva que no tenía sentido prolongar ese sufrimiento que el tema ya no tenía remedio para él pues luego le amputarían la otra pierna. Le dije que estaba de acuerdo con él pero que las normas legales actuales no permitían su eutanasia ni por el personal médico ni por la familia. Él solo quería unas pastillas para dejar de sufrir y morir en paz.

Un artículo publicado en "El País" con fecha de 6 de abril de 2019, a las 11,22 a.m., es decir, un artículo de hace poco más de un año incluía un vídeo relacionado con la muerte de María José Carrasco. En el inicio del vídeo Ángel Hernández menciona que ellos son ateos. Este tema no tiene nada que ver con ser ateo, agnóstico, católico, budista o lo que ustedes quieran. El sufrimiento extremo "le puede tocar" a cualquiera y la situación que se plantea es idéntica para cualquier confesión. 

Miren ustedes, yo no voy ha hablar de los padres o madres de los demás porque no los conozco pero si puedo hablarles de los míos. Mi madre murió en su casa con múltiples metástasis de un tumor maligno y, aunque toda la familia cercana estaba con ella, pudo haberlo hecho con menos dolor. En el caso de mi padre murió de una forma poco decorosa el 18 de noviembre de 2019 y el no deseada morir de esa manera. Vi levantar a mi padre sacos de 100 kg de aceitunas conmigo al otro lado del burro, sujetar las sogas, terciar la carga, sonreír y responder a cualquier pregunta que le pudiese hacer yo... y todo ello consiguiendo que el burro, mula, caballo o animal que le hubiesen dejado (el no tenía) no se moviera lo más mínimo (le hablaba a los animales si era necesario). Una vez vi como levantó un burro colocando sus brazos bajo la barriga del burro. 

He podido encontrar una proposición de Ley de 21 de mayo de 2018, casi hace dos años de ella. Dicha proposición fue presentada por el Grupo Parlamentario Socialista. Se trataba de una proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia.

Les ruego que regulen de una vez por todas la eutanasia y eviten la indignidad por la que tiene que pasar cualquier persona sometida en unas circunstancias tan extremas.

Saludos a tod@s. Us or nobody.