¡Hola a tod@s!
En el último número (4) de 2017 de la Revista de la Organización Colegial Veterinaria Española (puede acceder a dicho número en pdf en el enlace del final de la entrada) viene un artículo con el siguiente título:
"El empleo de antibióticos para engorde animal nos condena a un - mundo postantibiótico -".
El artículo me pareció muy interesante y tras leerlo ayer (22-11-2017) decidí comentarlo en algunas clases que tuve hoy con mis alumnos.
Con los alumnos de 1º de ESO (A y B) esta mañana hemos estudiado la célula procariota y la hemos dibujado en el encerado y ellos en sus cuadernos.
De manera sencilla les he explicado la importancia del uso adecuado de antibióticos pues las bacterias pueden "pasarse" la información que las hace resistente a ellos.
Cuando utilizamos de forma inadecuada los antibióticos podemos generar "superbacterias" capaces de causar infecciones graves e incluso mortales.
Con las alumnas de Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente de Segundo de Bachillerato también tratamos el tema con fotocopias del artículo citado al inicio de esta entrada.
El artículo citado menciona que España es el quito país del mundo que más antibióticos destina al engorde de animales en nuestro sector ganadero. La finalidad de este uso es evitar que los animales que engordamos enfermen o disminuir la probabilidad y gravedad de que este hecho suceda.
Una buena alimentación y una higiene adecuada en la producción ganadera quizás permitiesen la reducción del uso de tantos antibióticos en el engorde de animales. La consecuencia de este uso masivo de antibióticos en animales es la pérdida de eficacia de los actuales antibióticos también usados para curar enfermedades en personas.
Las previsiones futuras en este tema no son nada halagüeñas pues para 2030 se proyecta un incremento en el uso de antibióticos de un 59% en China, 22% en EEUU, 41% en Brasil, 82% en India y un 6% en España, que son los cinco países que más los utilizan.
Si los antibióticos actuales dejan de ser eficaces las infecciones serán más difíciles de controlar y nuevos antibióticos precisan de mucho estudio e investigación antes de poder comercializarse. Las posibles soluciones a este problema que plantean los autores de este artículo son, entre otras, una regulación más adecuada del uso de antibióticos para estos fines, revisar la cantidad de carne que consumimos o quizás modificar el precio de los antibióticos de uso veterinario.
Supongo que a nadie, que pueda leer esta entrada, nos gustaría estar en situación de necesitar un antibiótico eficaz para nosotros o para un familiar y comprobar que las "superbacterias" van por delante.
Saludos a tod@s. Us or nobody.
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